lunes, 10 de septiembre de 2012

MÚSICA


  La nieve que cae ¿cómo suena? ¿A qué se parecerá la armonía celeste?
¿Qué deben de contarse de una rama a otra mirlos y verderones al fundarse el
día? ¿Qué debía de temer Ulises para amarrarse al mástil de su nave?
¿Cuánta seducción no encerraría el canto de las divinas Sirenas? Y los ojos
tan abiertos del niño al oír una canción de cuna ¿qué querrán decir?

   En la infancia de los pueblos debió de ser el grito la primera palabra y el
canto, la segunda. Desde entonces se han entonado canciones para gozos y
pesares, enigmas de encrucijada y viajes, guerras y celebraciones de paz.

   También desde entonces los niños han cantado para formar parte del cuerpo
de una colectividad. En el pueblo, en la familia, en la escuela cantamos para
sabernos unidos y sentirnos más fuertes.


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